Hoy en día, se tiene una situación crítica en Venezuela. Y es que el pueblo se encuentra inmerso en dos vertientes que están en constante disputa sobre la triste realidad, y no se ocupa realmente de los problemas que tiene el país. Por un lado se encuentra el oficialismo, la voz cantante que gobierna y que se ha dedicado en hacer una campaña de odio en contra del otro bando, la oposición. Esto se ha tornado que familias enteras y con amplio arraigo cultural y tradicional se han separado sin ninguna oportunidad, terminando en una enemistad que les ha llevado al descontento y a la desunión.
Por otro lado, la oposición, recibiendo regalos del gobierno para quedarse callados y no emprender la verdadera lucha que se debe seguir para cambiar un poco la imagen que se tiene actualmente de Venezuela en el mundo. Ya están de brazos caídos y lo más lamentable es que arrastran a un pueblo cansado de la mayor corrupción en la historia del país y de las injusticias que se cometen a diario con total impunidad y sin llegar a lograr algo para ver la luz al final del túnel.
Son muchos los venezolanos que han emigrado a otros países, en búsqueda de una vida mejor. Y aunque algunos han regresado derrotados, otros han sabido salir adelante y surgir dentro de las diferentes profesiones, trabajos, estudios o lo que sea, que se han propuesto realizar en la diversidad de países hermanos que han acogido al los muchos emigrantes que han salido en búsqueda de la felicidad, como el titulo de la película de Will Smith.
Y es que ya ni provoca vivir en un país, donde se dice los sentimientos más hondos que se tienen, viendo la realidad de un país que sangra día a día por la herida, y vienen personas a tachar de ignorantes y de opositores a los demás solo por el hecho de decir lo que sientes. ¿Dónde quedó ese sentimiento de hermandad que tenían los venezolanos? Se han perdido con la llegada al gobierno de un ser que lo que hizo fue meter el odio en los corazones de los venezolanos. Odio contra individuos de su misma familia.
Se espera ver el día que cambie todo esto, que ese vocabulario de odio que se escucha todos los días se acabe. Ver a familias desunidas, volver a verlas juntas y compartiendo ese hermoso espíritu de amor que embarga al venezolano puro de corazón. Quitar esa mirada de derrota y poner una que sirva de inspiración a seguir adelante sin odios ni divisiones. Para eso el pueblo venezolano debe buscar sus raíces y pelear para que vuelvan a surgir y florezca de nuevo el amor, la comprensión y la tolerancia.
No es mucho pedir, ni está lejos del alcance de todos. Solo hay que unirse y salir a pedir un cambio que quite todo esta mugre de desorden y desorganización que dejó un gobierno de ineptos que piensa solo en las riquezas y no en lo que padece el pueblo día tras día.